Sentirse gilipollas en el Primavera Sound

«La escena independiente es de suyo pija: está en las antípodas de la red de gaztetxes (centros sociales okupados) en la que me formé. En el underground tenemos nuestros polos, nuestro cinismo y nuestras drogas, que son una querencia pequeñoburguesa. Recuerdo haberme sentido un poco gilipollas en el Primavera Sound 2011, yendo a tocar al Fórum con mi sensación de triunfo y mi resaca, mientras desalojaban a los indignados de la Plaza Catalunya. Festivales como el Primavera Sound son el doble complementario de la existencia virtual de las masas en los foros sociales de Internet. Cuando estas masas se reúnen, no hacen más que comprobar experimentalmente que están constituidos como grupo virtual, que no pueden encontrarse más que en la red, que todo encuentro actual es, hasta cierto punto, un acto fallido, por lo que regresarán resacosos y renovados a la red. El espectador actual acude a los conciertos a recrear en directo su experiencia íntima y virtual de la canción» (Gari Gamarra, del grupo Ornamento y Delito, Rockdelux, número de julio-agosto de 2014).

Los hipsters son un paso atrás

Simon Reynolds, crítico musical de referencia, se posiciona sobre la tribu: «¿Qué opino de los hipsters? Sé que existen: me los he cruzado en los aeropuertos de Nueva York, Londres y Los Ángeles. En realidad, son un paso atrás, porque los viejos bohemios buscaban cosas que la sociedad no les ofrecía, como drogas o mayor libertad sexual, mientras que los hipsters actuales buscan cosas que ya ofrece el mercado. Antes ser hipster era un muestra de interés por la cultura negra, ahora es un simple estilo de consumo. Nadie admite ser un hipster, pero supongo que yo lo soy un poco, en el sentido de que disfruto los estilos retro, los diseños vintage y los discos raros. Solo me falta un corte de pelo interesante y un estilo propio de vestir. No compro mucha ropa, pero sí otras cosas en grandes cantidades: discos, libros, películas, tecnología… Acaparamos más contenidos culturales de los que podemos consumir. Yo el primero. En realidad, son productos, no es cultura hasta que alcancen algún tipo de relevancia social» (Rockdelux, octubre de 2014).